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LABORATORIO – Agosto 18, 2021 – Encuentro No. 8

By agosto 21, 2021 No Comments
LABORATORIO DE INTERPRETACION ACTORAL Y MUSICAL CON BELEN PASQUALINI Y PATRICIA VLIEG

Encuentro No. 8

Improvisando y explorando nuevas posibilidades interpretativas. Ejercicios prácticos y análisis de casos y estudios en los que se combinan técnicas musicales y actorales que pre-disponen la mente al juego y a la apertura. Hablaremos de consideraciones estilísticas al momento de improvisar y técnicas para la exploración personal basadas en el trabajo, canto y juego colectivo.

Belén Pasqualini - Anexo 8

Patricia Vlieg - Anexo 8

Bien sea como fruto de la búsqueda artística o de las circunstancias, es muy probable encontrarse con la improvisación como experiencia vital y movilizante. Antes de abordar este tema y proponer algunos ejercicios para transitarlo de manera fructífera, hemos de recordar que la improvisación es el arte de recibir y jugar con lo inesperado; de trabajar con eso que tenemos a mano, Ubicándonos en nuestro presente, observando, escuchando y atendiendo a las circunstancias que nos rodean, a la información que percibimos y a los dictados internos.
Hemos de distinguir, entonces, entre diversos tipos de improvisación sobre los cuales podemos trabajar. De alguna manera, ya sólo el hecho de trabajar sobre la improvisación resulta una paradoja, pues como apunta hermosamente Wayne Shorter: “¿Cómo se puede ensayar lo desconocido?”
Por tanto, lo primero es estar abiertos a la incertidumbre; reconocer y recibir con serenidad y gratitud ese espacio que implica la falta de certezas; donde nuestra única certeza es la confianza en el proceso creativo y en las herramientas que nos acompañen. Parafraseando a Osho, hemos de afirmar que: “si te relajas, llega”.
 

Proponemos entonces, la conciencia sobre diversas posibilidades en el terreno de la improvisación:

La improvisación literaria, la improvisación melódica, armónica, rítmica e integral:   
 
La improvisación literaria: existe aquí un terreno fértil que nos ofrece la poesía popular hispanoamericana, expresado en diversas formas, entre las cuales podemos citar la décima y la copla como espacio de construcción. Propongo profundizar en el estudio de estas dos formas poéticas como punto de partida para la improvisación, siendo que la copla y la décima han sido utilizadas y siguen siendo fuente y estructura sobre la cual se basa mucho de la improvisación de nuestro canto tradicional. La copla, sobre todo, nos ofrece un espacio de sabiduría condensado en cuatro versos octosílabos que nos permiten resumir la vida y sus circunstancias. Recordamos aquí las palabras de Alfredo Zitarrosa: 
“coplas con sabiduría
que en el camino encontré;
tanta vida en cuatro versos,
pa’ mis adentros pensé.
Proponemos el aprendizaje y la escritura de coplas y décimas como un buen punto de partida para aumentar el vocabulario poético y establecer juegos de improvisación sobre temas elegidos utilizando estas formas literarias. Posteriormente, se podrá romper la métrica intentando una improvisación más libre.
 
Improvisación melódica: sobre una secuencia armónica determinada, proponemos la elección de una escala o conjunto determinado de notas que nos permitan improvisar motivos melódicos utilizando estos elementos. Invitamos a la simplicidad y a atender a la estética del “menos es más” en nuestra búsqueda artística. Partir desde lo simple, desde un motivo y alcanzar a desarrollarlo, es el objetivo de este ejercicio.
 
Improvisación armónica: proponemos elegir una nota sobre la cual ir variando el color de los acordes y escuchar el efecto que ellos tienen. El desarrollo del vocabulario armónico, añadiendo tensión y resolviéndola hacia espacios de mayor estabilidad, nos permiten establecer una ruta que puede alejarse de la experiencia tonal, buscando que la improvisación cree un mapa emocional. Puede elegirse un motivo armónico, el trabajo sobre acordes de una misma calidad (acordes menores por ejemplo) sin relación tonal aparente, es un buen inicio y espacio de exploración. 
 
Improvisación rítmica: elementos como la síncopa, el trabajo sobre métricas irregulares, la repetición de un ritmo hasta fijarlo en la memoria son ideas que podemos utilizar a la hora de intentar un trabajo que nos prepare para la experiencia de la improvisación.  Nuevamente, empezar desde los simple y desarrollar un vocabulario rítmico, atendiendo a consideraciones de género y estilo, resultan valiosas herramientas a tener en cuenta. Es preciso aquí hacer una anotación sobre el vocabulario, entendiendo que cada género tiene sus características particulares, sus acentos propios, su manera de decir y contar. La sugerencia, entonces, es una escucha atenta, que vaya más allá de lo superficial, poniendo especial cuidado en comprender las sutilezas en la articulación, en la longitud y el ataque, si es música vocal, en las sílabas utilizadas, que pueden variar desde un melisma sobre una vocal hasta innumerables combinaciones en las cuales la voz puede llegar a funcionar como un instrumento qué potencia la melodía por encima del texto.
 
Improvisación integral: finalmente, el acto de improvisación es una experiencia integral, que trasciende sus diversos elementos. No resulta reiterativo entonces, enfatizar el hecho de qué la mayor garantía de qué esta experiencia será transitada exitosamente, es una actitud abierta, nuestra capacidad de escucha y de adaptación, nuestra atención al todo y sus detalles, nuestra capacidad de abrazar  el contexto presente y evocar imágenes emocionales poderosas que nos conecten y nos abran al placer de una experiencia de comunicación colectiva.